Jacinta baila cada mañana moviendo sus caderas y consintiendo sus alas. Mientras yo voy despertando con calma, ella ya ha planeado un viaje sin retorno hacia los sueños que en secreto le susurra su alma.
Yo no entiendo como lo hace pero cuando me habla, sus ojos le brillan con tal ganas que no me queda más que escucharla y leer entre líneas los movimientos de su alma. Aún no la termino de descifrar y me resigno a pensar que eso nunca pasará.
Jacinta es la mezcla perfecta de coquetería y libertad, es una mujer salvaje que corre y salta sin importarle lo que piensen los demás. Jacinta es la mujer de la que me vine yo a enamorar y dejarla brillar es un poema que espero nunca tenga final.
Gracias Jacinta por lo que me das, gracias Jacinta por mirar el mar y en cada ola hacerme recordar que el amor es la verdad de la que no quiero escapar.
Bonita energía 