SALMA

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Salma convive con la soledad de una herida que le da miedo cerrar.
Vive justo ahí, en la profundidad del misterio de encontrar la libertad que la ha hecho soñar.

Salma no se niega al respirar un poquito de melancolía y un trago de amarga realidad. Baila seducida por el engaño de que un mejor mañana vendrá.

Salma tiene el coraje de decirme que luchará, que se vestirá de valentía y que con elegancia asumirá la responsabilidad de amar.

¡Salma, te creo! porque he visto en tus ojos los sueños de una mujer que atravesó sus miedos para poder volar.

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